Carta a mis lectores


Hola mis queridos lectores!

Quería seguir hablando de la alimentación.

Te has preguntado alguna vez ¿por qué comemos o para qué comemos? 

En varias oportunidades le he preguntado a mis pacientes ¿por qué comemos?  Las respuestas fueron variadas y entre las más frecuentes estaban: ”comemos porque tenemos hambre”, “comemos para tener energía”, ”comemos para nutrirnos”… pero la mejor respuesta que me han dicho es  “comemos para vivir”.

Es así mis queridos lectores:  alimentarnos es una función vital, si no lo hacemos nuestro cuerpo fallece…

Desde la concepción aparecen los reflejos arcaicos, con ellos nacemos y cumplen funciones vitales.  Uno de ellos es la succión, que es el mecanismo por el cual sacamos la leche del pecho materno o de la mamadera y la llevamos a la boca.  En principio, como su nombre lo indica es un reflejo, los bebes succionan de a ratos y luego descansan, también succionan todo lo que apoya sus labios (desde el pezón, el chupete, una tetina de mamadera, hasta sus propios dedos).  Luego este mecanismo evoluciona a una forma voluntaria y allí los bebes succionan adecuándose a horarios y respetando su capacidad gástrica hasta sentirse satisfechos.

Mi pregunta es ¿cuándo dejamos de alimentarnos porque es vital y pasamos a darle a la comida un lugar que no corresponde? ¿cuándo los alimentos pasaron a ser nuestro consuelo? ¿A comer en exceso? ¿Un poquito más y listo?, o “después empiezo la dieta”, ¿cuándo empezó a ser la comida nuestra compañera en momentos de soledad?

En la obesidad, en la diabetes tipo d2, en la hipertensión arterial, en el colesterol alto y en muchos otros trastornos, la alimentación inadecuada juega un rol fundamental.  Comemos rápido por nuestro apuro o lo que tenemos más a mano o a veces no comemos o comemos de más sin pensar en “que le hace a nuestro cuerpo este alimento”

Comer es una función vital, no debiera hacernos daño. Los excesos, la falta de cuidado en las elecciones en las preparaciones, en cómo conservamos ese alimento y las porciones que comemos influyen directamente en nuestra salud mental y física, en nuestra energía y vitalidad.  Nuestro cuerpo necesita un balance entre los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas, comer de todo, todos los colores, en sus porciones correspondientes, masticando y saboreando cada bocado para sentirse saludable.

Sé que es difícil…. Es una decisión diaria, elegir con qué vamos a nutrir nuestro cuerpo porque vamos a estar creando salud…

Por eso te digo: tu salud está en tus manos; sacá el piloto automático y tomá vós las decisiones de tu salud.

Dra. Verónica Pacin







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