Hoy, 15 de agosto, no solo celebramos el Día Mundial del Reiki, sino que también nos encontramos en un punto culminante en el ciclo del Tzolkin: el último día de la Onda Encantada de la Mano, marcado por la energía de la Tormenta Cósmica Azul. Este día es una poderosa convergencia de energías que invitan a la sanación profunda, la transformación y la trascendencia.
El Reiki, como
una técnica de sanación energética, se alinea perfectamente con los principios
de la Onda Encantada de la Mano, que simboliza el poder de la sanación, la
realización y el servicio. A lo largo de estos 13 días, hemos sido guiados a
reconocer y sanar aquellas partes de nosotros mismos y de nuestro entorno que
necesitan atención, permitiendo que la energía universal fluya y restablezca el
equilibrio.
Hoy, bajo la
influencia de la Tormenta Cósmica Azul, se nos presenta la oportunidad de
trascender y transformar a un nivel más profundo, utilizando el poder de la
abundancia que nos guía. La tormenta trae consigo la fuerza necesaria para
disolver lo que ya no sirve, para que pueda surgir algo nuevo y poderoso. Este
proceso es muy similar al trabajo de Reiki, donde se canaliza la energía para
limpiar, sanar y revitalizar.
En este
contexto, el Reiki no es solo una práctica de sanación, sino un medio para
permitir la transformación interna. Hoy, con la fuerza de la Tormenta Cósmica
Azul, somos llamados a utilizar esta energía para trascender nuestras
limitaciones, sanar nuestras heridas y abrazar una nueva abundancia en nuestra
vida.
Que este día de
celebración del Reiki sea también un día para permitir que la energía de la
tormenta purifique nuestro ser, y que, al igual que la mano sanadora, podamos
servir y sanar a los demás desde un lugar de amor, sabiduría y abundancia.