Cuando por fin lo entiendes todo… o casi todo, jajaja
Es que, con total honestidad, no sé si sea yo o qué, pero de mayo a esta parte… ¡ufff, cachetazo y al banco! Al banco de espera, mirando todo, tratando de ver todo, pero sin alcanzar a “verlo”.
Confusión, mucha, y mil imágenes que pasan por mi mente, pero ninguna es clara…
¿No les pasa? Díganme que no estamos solos en este barco.
Entonces, el peso del mundo me cayó encima: hilvanar dos ideas juntas se convirtió en un reto, pero ¡nomás que levantarse! Eso era otro tipo de proeza. Y por si fuera poco, pensar en qué me iba a hacer de comer… jajaja, ya se imaginarán.
Y ahora me río… porque son las seis de la mañana y hace un ratito me despertó algo: una seguidilla de fichas empezó a caerme y dije: “¡Coño, al fin todo tiene sentido!”.
Por cierto, este mate es todo lo bueno que hay en el mundo a esta hora, igual que la mini pizza de cebolla que estoy cocinando… Placeres, lujos… de esas cosas que te amigan con el mundo y te arman.
Y un poco de eso se trata, ¿no? De reinventarse después de cada tormenta. Aunque a mí no me azotó ningún huracán recientemente (¡toco madera!), pero sí, como dije al principio, así, de una, mi intuición, el universo, la vida, Dios, yo misma, me pusieron en el banco de espera. Todos mis amados proyectos, todos en pausa: mi corazón, mis sueños, ¡todo todo! ¿Algún motivo? ¡Ni idea! Ninguno y todos a la vez, jajaja. Y todos sabemos lo que significa en una mujer la nada misma.
¿Y qué estoy concluyendo, mate en mano? Que por más que lo neguemos o finjamos ignorarlo, estamos conectados todos con un fin mayor, todos somos parte de este universo maravilloso y somos todo. ¡Gente, cómo no me había dado cuenta antes!
Estamos en un año 9. ¡N U E V E! El número de los cierres. El número de: ¿esta versión de mí me gusta así o necesito revisarla y reinventarla?
¡Estamos en septiembre! ¡Sí, mes nueve también! Jajajajaja.
Y así me cayó una ficha, y otra y otra más. Esa pausa incómoda, ese banco de espera, ese silencio que parecía murmullo molesto, ¡tenían un propósito! Mostrarme lo que no estaba viendo, o lo que —en argentino puro— sería “lo que me estaba haciendo la boluda y no quería ver”, jajaja.
Y es que en el fondo, todos sabemos lo que tenemos que hacer, pero por h o por b le hacemos la ignoración.
Mañana es, entonces, 9 de septiembre, un precioso día portal. No cualquier día, porque es 9/9/9. Así que está perfecto justo para eso: para agarrar un papel o el celu y hacer esa lista de cosas que ya no nos gustan y decirles adiós. Porque, en poquito más, ya arranca el 2026, año numerológico 1, ¡los comienzos!
Y ustedes ya saben: todos los inicios son buenos, y para que sean mejores, honremos todas nuestras versiones con un merecido agradecimiento y demos ese paso hacia el nuevo presente.
¿Qué dicen? ¿Vamos?
PD: siempre siempre háganle caso a su intuición!