Claro
que hiciste lo mejor! Lo mejor que pudiste, lo mejor que supiste, lo mejor que
entendiste...lo que creías que era realmente lo mejor!
Y sí,
los hijos no venimos con un manual debajo del brazo. Y la vida, tampoco.
Y
bueno, acá estamos...
Me
cuidaste, me protegiste...no sé si de tus miedos o de la vida. Porque, y fuiste
testigo de algunas circunstancias, fui sacudida como trapo con piojos! Y de la
vida, nosotras las madres, no podemos proteger a nuestros cachorros...
Deberíamos hacer como las otras madres, a las que nadie les enseña nada pero
son mas sabias que nosotras, las madres humanas. Y darles herramientas,
enseñarles utilidades, no los miedos. Porque nosotras enseñamos miedos...
Y
claro, resulta que fui la distinta, la bohemia, la rebelde, la guerrera que
podía llevar el mundo sobre sus hombros. Siempre traté de encontrar soluciones.
Pensaba que podía... Y podía! Y claro, esto me lo enseñó una hija mía,
"pregúntale a la jaula qué es el ala y te contestará que es
rebeldía"... Y parece que no encajaba... o el molde era chico... o el
bizcochuelo era grande... o soñaba despierta. Porque sí tuve sueños...
Fui
juntando almanaques y nos hicimos compinches... para ir caminando hasta la casa
de la abuela, para ir a bailar, para ayudarme con el que me gustaba, para
comprarme cigarrillos buenos cuando supiste que fumaba... para largas mateadas
en la cocina.
Ya soy
abuela y como que voy entendiendo... Parece que aprendí a ser mamá cuando fui
abuela... y tengo mis dudas, todavía!
Y
sabés por qué? Porque todavía sigo creyendo que puedo... y resulta que me meto
donde no me invitan...
Bueno,
te cuento que hiciste un buen trabajo conmigo. Soy una mujer de bien.
Te
amo, ma, y te agradezco que hayas sido mi mamá!
Y no,
los hijos no venimos con un manual de instrucciones... y la vida tampoco.
Nos
vemos, ma.
16/11/2020- Clara Vallarino
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